«La obra muestra la árida soledad de Fuerteventura y la espiritualidad de sus campos»
Texto de Eloy Vera
Valentín Claveras es aragonés, pero lleva 42 años viviendo en Canarias y muchos años más sumando lecturas. Un día se tropezó con Francisco Ramírez Viu, un profesor de talleres de creación literaria que lo transformó de voraz lector a escritor. En su currículo figuran El hombre de la bicicleta, un libro de relatos titulado Desde aquí y Bajo la luz de las horas, una obra coral salida de los Talleres de Ramírez Viu. Además, es coautor del libro de poemas Lo personal y poético. Nieve y arena es su primera novela.
¿Cómo surge Nieve y arena?
Surge a partir de un suceso en Costa Calma, donde trabajo en la Oficina de Atención al Ciudadano. Un día, un señor alemán, que ya falleció, acudió a mí y me dijo: Valentín ayer se murió Josef, el de la bicicleta. Yo ya había escrito sobre él un cuento: El hombre de la bicicleta. El alemán me dijo tienes que saber dónde está enterrado para llevarle flores, pero Josef estuvo durante meses en una cámara en la funeraria. La novela nace a partir de este señor que acude a mí para decirme que alguien ha muerto. A partir de ahí, sentí la necesidad de averiguar sobre Josef, que conocía un poco, y que había muerto como un indigente en los baños públicos de un centro comercial de Costa Calma. Tardé cinco años en escribir Nieve y arena.
¿Qué se encuentra el lector que se acerca a este libro?
Se va a encontrar, en primer lugar, cómo el hilo de la historia es una excusa para contar una historia de forma cronológica, que va de enero, cuando se lo encuentran hasta que lo entierran, seis meses después. El hilo es esa trayectoria. También es el acercamiento a Fuerteventura, un acercamiento que ya se inicia con Fuerteventura bajo la luz de las horas y, por otro lado, muestra la árida soledad de Fuerteventura, el silencio de los nevados paisajes de Austria y la espiritualidad de los campos de ambos lados en invierno. La obra cuenta la evolución personal del señor que está en la Oficina al Ciudadano, que se llama Pablo, al final de una carrera y después de haber estado en lo más alto y lo más bajo. Pasa de ser una persona pegada a lo material, a lo espiritual. También es una historia sentimental y una forma de retirarse de esa relación para encontrarse con él.
¿Qué le llama la atención del personaje de Josef «el vagabundo» para dedicarle un cuento y luego convertirlo en protagonista de su primera novela?
El desprendimiento, el acercamiento a lo espiritual, el desnudarse poco a poco. No es vano que el hombre vaya desnudo por la calle empujando la bicicleta cuyas ruedas están pinchadas. Llevando en dos cajas todo lo que necesita para vivir.
La novela trata temas como el amor, la generosidad, ¿por qué recurre a estos temas tan representados en la literatura universal?
La compasión. El amor y la generosidad muchas veces están disfrazados de muchas cosas. En realidad, te amas a ti mismo y eres generoso con los demás porque sabes que lo serán contigo. Para mí lo que identifica al ser humano no es la sensibilidad sensiblera sino la compasión honda.
¿Qué obras y autores le han inspirado a la hora de escribir la novela?
En la manera de describir han sido los escritores rusos como Mijaíl Shólojov. Su obra El Don apacible tiene unas descripciones sencillas de la naturaleza y de la vida diaria. También, los clásicos españoles, Miguel Delibes, Rulfo, García Márquez y un poeta argentino desconocido que se llama Roberto Juarroz.
¿Qué diferencia esta novela del resto de obras que ha escrito con anterioridad?
El atrevimiento y el trabajo. La calidad es la misma.
¿Cómo ha sido el peregrinaje por el mundo de las editoriales?
Ha sido paciente. Mandé la novela durante dos años a diferentes editoriales. También, me presenté a un concurso de la editorial Tandaia, pero no gané nada. Sin embargo, me dijeron que la nove la les había gustado tanto y estaba tan bien escrita que podían intentar publicarla. Se hizo un crowdfunding y en tres semanas tenía los 1.000 euros que hacían falta.
Durante esos seis meses, que transcurren desde que aparece el cadáver de Josef hasta que lo entierran, ¿qué le sorprende de la sociedad?
En realidad, no me sorprende casi nada, pero sí fue un toque de atención para ver qué lejos de la realidad vivimos todos porque estamos en nuestro ombligo única y exclusivamente.