Tindaya. La montaña de las brujas
Cientos de huellas de pies han quedado grabadas en las rocas de Fuerteventura. La montaña de Tindaya es su principal referente. Se trata de un enigmático tesoro arqueológico al que, lamentablemente, no se le ha prestado la suficiente atención. Este es un artículo sobre su importancia histórica y su posible interpretación.
Por Jesús Giráldez
Las huellas de pies llegaron a Fuerteventura desde el norte del África continental. En el Atlas, en el Sahara Occidental y hasta en el célebre yacimiento de Tassili Nager (Argelia), algunos pueblos antiguos grabaron o pintaron siluetas de pies en las rocas. Y hace aproximadamente dos mil años cruzaron el Atlántico y llegaron a estas islas deshabitadas. Las evidencias arqueológicas, las crónicas y la toponimia, indican que Lanzarote y Fuerteventura fueron colonizadas por un mismo pueblo al que se le conoce por el nombre de los Mahos. Y aunque posteriormente se diferenciaron en su organización social, en sus usos y costumbres, mantuvieron y mantienen paralelismos identitarios. Uno de ellos fue el grabado de pies en algunos lugares.
En Lanzarote, varios son los yacimientos donde los motivos podomorfos (formas de pies) están presentes. En lugares tan significativos como Zonzamas (foto 1) o la Peña de las Palomas (Femés), las huellas de pies quedaron grabadas para siempre en sus rocas.
Pero será Fuerteventura, especialmente en su mitad norte, donde más registros de podomorfos están documentados en Canarias. Sus emplazamientos son diversos: los hay en medio de asentamientos poblacionales como en Tisajoyre (foto 3) o Tinojay; en paredes de los barrancos como El Cavadero; en espacios abiertos hacia el mar como Los Risquetes o Las Peñitas; en lugares que por su difícil acceso se convirtieron en fortalezas defensivas como el Pico de La Muda (foto 6); o en espacios de difícil interpretación socio-geográfica como la Fuente del Sol, Campo Viejo o el Humilladero. Los grabados más meridionales encontrados en Fuerteventura se encuentran en la Península de Jandía, en el Castillejo Alto.
Pero sin duda, es la montaña de Tindaya (foto 8) el más excepcional de todos los yacimientos arqueológicos con grabados podomorfos, no solo de Fuerteventura, no solo de Canarias, sino de todo el mundo. Tindaya (traducida por el historiador y filólogo Ignacio Reyes como «Una del puntiagudo») alberga en su pétrea piel aproximadamente 300 siluetas de pies. La excepcionalidad del yacimiento le viene dada no solo por la gran cantidad de grabados hallados, sino por su variedad y porque, al contrario de lo que sucede en la mayoría de las estaciones rupestres de Canarias que combinan diferentes motivos (letras, barcos, líneas, juegos, etc…), en Tindaya el pueblo maho solo grabó pies.
Para ello se utilizaron varias técnicas. Se piqueteó la roca (foto 9); se hicieron incisiones para marcar el contorno y los dedos (foto 10); o se vació su interior (técnica de hueco – grabado; foto 11). Formalmente son muy variados: muchos tienen los dedos nítidamente marcados (foto 12); otros carecen de apéndices (foto 13); unos pocos tienen sus contornos anchos; algunos tienen dedos extremadamente largos; otros formas casi ovaladas. Pueden estar organizados individualmente, en parejas (foto 16), o en grupos de número variado. Un verdadero museo de pies que apegó a un pueblo a su tierra para siempre.

Foto 1 ©JesúsGiráldez
Foto 2 Peña de Las Palomas ©JesúsGiraldez

Foto 3 ©JesúsGiráldez

Foto 4 ©JesúsGiráldez

Foto 5 ©JesúsGiráldez

Foto 6 ©JesúsGiráldez

Foto 7 ©JesúsGiráldez
Foto 8 ©JesúsGiráldez

Foto 9 ©JesúsGiráldez

Foto 10 ©JesúsGiráldez

Foto 11 ©JesúsGiráldez

Foto 12 ©JesúsGiráldez

Foto 13 ©JesúsGiráldez

Foto 14 ©JesúsGiráldez

Foto 15 ©JesúsGiráldez

Foto 16 ©JesúsGiráldez

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