MILE VIDIC en el top 20 de los mejores fotógrafos de boda
Mile Vidic llegó al mundo de la fotografía de bodas en un momento en el que la crisis en los medios de comunicación empezaba a sacudir a los profesionales y les obligaba a buscar alternativas. Sin renunciar al fotoperiodismo y a contar historias, comenzó de lleno en el mundo de la fotografía de bodas hace unos cuatro años. Sus fotos se han colado en las mejores webs especializadas de toda España. Hoy son muchas las parejas de Fuerteventura que sólo quieren a Mile para retratar el sí quiero.
“El fotoperiodismo en la fotografía de bodas me ha ayudado a saber dónde está la noticia”
Por Eloy Vera
¿Cómo se logra posicionarte en el Top 20 de los fotógrafos de boda de España?
Esto de los concursos empezó hace un par de años por motivación, porque valoraran mi trabajo y, por supuesto, con la intención de aprender y superarse. Yo recuerdo que lo hacía también para corregir errores. Al final, se trataba de hacer, simplemente, una mejor fotografía. Los fotógrafos que hay ahí son muy buenos y tienen una gran experiencia en la fotografía de boda y lo que quería era aprender. Al principio, no pensaba que iba a llegar al puesto que estoy hoy. En España hay muchos directorios de boda. Yo intento estar en los más exigentes. En España estoy en dos, uno en el puesto 16, en Fotógrafos de Boda de España, y el 22 en Ciencia en blanco, fotografía cien por cien documental.
¿Por qué decide especializarse en fotógrafo de boda?
El mercado estaba complicado en los medios de comunicación y uno se tiene que buscar las castañas. También hacía vídeos de bodas y luego empecé a hacer fotografías de bodas. Parece que gustaron, seguí haciendo más fotos de bodas y empecé a interesarme por el nuevo estilo fotográfico. Estamos acostumbrados a los fotógrafos de antes con mucho postureo, una fotografía antigua y clásica, pero esto ahora ha cambiado, es documentalismo de boda.
Hubo un tiempo en el que el fotógrafo de boda estaba mal visto por el propio sector…
Exacto. Dentro del sector estábamos un poco mal vistos. Parece que como eres fotógrafo de bodas no puedes ser fotógrafo de otra cosa. Creo que ha cambiado la cosa, incluso artísticamente se habla más. Tengo la impresión de que mi trabajo se aprecia y se tiene respeto. Antes se tenía que hacer lo que quería el cliente, ahora hay un alto porcentaje de lo que quiere el cliente, pero ha subido el porcentaje de fotografías que yo quiero hacer y eso los clientes lo aprecian y buscan tu estilo. Eso suma y mucho.
¿Qué es lo más raro que te ha pedido una pareja?
Hemos hecho locurillas como subir al pico de la Zarza, al elefante de Las Peñitas, una zona muy complicada. Allí hay una roca enorme donde he sacado fotos preciosas que han sido premiadas.
El intrusismo tampoco se escapa de la profesión…
Somos uno de los pocos gremios donde hay un profesional por cada diez intrusos. Hay cantidad de fotógrafos ilegales que no pagan impuestos. Siempre he tirado por dignificar este gremio y eso empieza no sólo por el intrusismo, que es bestial, sino por nosotros que bajamos mucho los precios.
¿Cómo le ha ayudado el fotoperiodismo en la fotografía de bodas?
Ha sido una gran ventaja porque te ayuda a saber mirar dónde está la noticia. Cuando se hace una rueda de prensa o vas a una patera no es sólo llegar y hacer fotos a lo loco, sino que hay que saber dónde mirar y es justo donde está pasando la acción. Llevo toda la vida haciendo fotoperiodismo, vídeo… eso se traslada al mundo de las bodas y lo que haces es buscar esas pequeñas noticias dentro de la boda.
¿Qué momentos son importantes para componer el relato de todo lo que pasa ese día?
La diferencia está entre un buen fotógrafo, que va a hacer la historia de ese día, y el típico que va a hacer fotos. Le suelo pedir a las parejas que me manden las cinco mejores fotos del reportaje, las que más le gustan y casi siempre están los abrazos a una madre, un padre…no te ponen los anillos, el beso o el lanzamiento del ramo. Esas cosas típicas no las ponen.
El paisaje de Fuerteventura es un aliado importante en tus fotografías…
Por supuesto. Una de las cosas a la que doy más importancia es a la postboda. Trabajo mucho el documentalismo el día de la boda. Después está el día de la postboda y ahí es donde entra Fuerteventura, las dunas, las playas, Las Peñitas… Sitios representativos de la isla, que a veces pasamos por alto y no nos damos del espectáculo que tenemos. Han sido un plus a la hora de hacer cualquier tipo de fotografía de paisaje, siempre buscando entre la naturalidad de la pareja, haciéndola reír e intentando que interactúe y, a la vez, mezclándola con el paisaje de Fuerteventura sin que suponga que ellos pierdan importancia dentro de la foto.
¿En qué proyectos trabajas ahora?
Estoy dándole vueltas a cosas personales, proyectos relacionados con la fotografía social y el retrato a la gente de Fuerteventura. Sigo intentando aprender y estoy al cien por cien con el estudio que tengo en Gran Tarajal.
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