EN EL MARCO DEL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA, EL PASADO 8 DE MARZO, SE SUCEDIERON MANIFESTACIONES POR TODO EL PAÍS CLAMANDO A LOS POLÍTICOS Y LA SOCIEDAD UNA IGUALDAD QUE NO TERMINA DE LLEGAR, UNA IGUALDAD QUE YA NUESTRAS MADRES, Y LAS SUYAS ANTES QUE ELLAS, PEDÍAN CON PEQUEÑOS GESTOS Y SIN TANTA VOZ.
.por BILI PUIG DE LA BELLACASA
Durante todo el mes, se celebraron en la isla multitud de muestras y actividades con el objetivo de dar visibilidad a las mujeres de toda índole, edad y ocupación. La exposición «La Habitación Propia», comisariada por Nadia Martín, es una de ellas; una congregación de obras firmadas por mujeres residentes en la isla, que se pudo ver en el Centro de Arte Juan Ismael de Puerto del Rosario y que se llevó a cabo con el fin de intentar cambiar las estadísticas de la presencia femenina en el arte, y es que solo un 18% de las obras expuestas en los grandes museos del país tienen firma de mujer.
«Mujeres de Tierra y Sal», una exposición de la Asociación Cultural Raíz del Pueblo, de La Oliva, en colaboración con el Ayuntamiento de La Oliva, el Ayuntamiento de Puerto del Rosario y el Cabildo de Fuerteventura, que se albergó en La Casa de Los Coroneles de La Oliva, por su parte, homenajeaba el trabajo de la mujer majorera en la tierra y el mar. Una muestra que compartía las experiencias de las mujeres de la isla a través de los años cuyo papel era el de trabajar el campo, recorrer orillas buscando marisco, preparando el pescado, elaborando queso y además: cuidar, sanar y acompañar siempre.
También, el documental de Fayna Brenes, «El Saber Popular», que se visionó en Lapa Studio y está disponible en YouTube, igualmente pone voz y rostro a las campesinas majoreras y da a conocer un poco mejor el pasado femenino de la isla, a través de relatos reales de mujeres de Fuerteventura. Con el hilo conductor de los remedios tradicionales que utilizaban sirviéndose únicamente de recursos naturales, escuchamos a las mujeres majoreras y su saber popular. Y es que la lucha feminista va muy de la mano con la defensa medioambiental y, como bien proclama la directora de este proyecto, poniéndoles voz a ellas, también devolvemos la palabra a la naturaleza.
De su boca conocemos mejor cuál era el papel de la mujer en otros años en los que el término «conciliación» no se oía ni se mentaba; y la casa y los hijos estaban intrínsecamente ligados a la mujer y recaían sobre ella sin importar las horas que echaran en el campo. Hoy esa palabra se oye un poco más pero sigue sin paladearse del todo.
El 8 de marzo da visibilidad a la realidad de la mujer en todo el mundo. Sirve para recordar a las que ayer nos allanaron el camino para que las de hoy pudiésemos elegir en qué trabajar o con quién casarnos, o decidir si casarnos o no, o si tener hijos o no, y salir a la calle sin miedo. ¡Oh! espera, eso aún no ha llegado. El 8 de marzo también nos recuerda que aún queda mucho por hacer. Por todo ello, celebramos y reivindicamos el 8 de marzo, que lo fue ese día, y lo es hoy y lo será todos los días.