BIODIVERSIDAD DE FUERTEVENTURA: Colonización
BIODIVERSIDAD DE FUERTEVENTURA: Esta vez nos adentramos tierra adentro donde, tras las breves pero intensas lluvias del norte de Fuerteventura, su suelo nos muestra cada año su gran fertilidad.
Texto y fotos: Alberto Sarabia Hierro
Lo que al final del duro verano es un campo despoblado con algunos cereales, en primavera se transforma totalmente, y la tierra rebosa vida que explosiona con un mínimo de humedad. En zonas rocosas donde esta humedad se retiene por más tiempo , el crecimiento de algunas plantas se ve facilitado. Ecosistemas como el malpaís o también llamado malpey retienen parte de esta humedad creando un paisaje muy particular.
Están compuestos por coladas de lava, de las que existen varios tipos: tipo AA, más viscosas e irregulares por su lento avance durante una erupción (y que en Canarias normalmente denominamos malpaís); pahoehoe, del hawaiano, que originan un paisaje mucho más suave, también denominadas «cordadas» por su morfología en forma de cuerdas, son las más comunes.
Los primeros seres que encuentran de este ecosistema basáltico un lugar idóneo para crecer son los líquenes. Se trata de los primeros colonizadores en islas volcánicas y son originarios de la asociación entre un alga, hongo (parte reproductora) y levaduras, juntos tapizan todo el paisaje con distintas especies y tonalidades. Nombres como Xanthoria (rojos y naranjas) o Ramalina (de color verdoso, y denominado «escán») llaman la atención por sus extensiones, sin embargo, si acercamos la mirada, descubriremos en las rocas muchas especies y colores, como Roccella canariensis (la Orchilla, en color marrón, comercializada antiguamente en Canarias para hacer tinciones).
Junto a los líquenes, una gran variedad de especies vegetales salpican de verde el paisaje: espinos con sus característicos frutos rojos y tabaibas son las más abundantes entre otras.
Pero sin duda la «tojia blanca» (Asteriscus schultzii) centra toda nuestra visión en sus flores tipo magarza con capítulos muy finos, se trata de una planta nativa sensible a la alteración de su ecosistema en el archipiélago. Creciendo también junto a éstas, una maravilla botánica, la «cuernúa» (Caralluma burchardii), con una subespecie en Marruecos y otra subespecie endémica de las canarias orientales (Lanzarote, Fuerteventura e islotes). Esta planta de aspecto carnoso, y que no tiene relación con los cactus, se encuentra incluida en el Catálogo Canario de Especies Protegidas como sensible a la alteración de su hábitat. Con flores púrpuras y centro amarillo, debe su nombre a la característica forma de sus frutos.
Nuestros ecosistemas, únicos y muy frágiles, están llenos de sorpresas que disfrutar y cuidar.
¡Hasta el siguiente capítulo!

Asteriscus © Alberto Sarabia

Roccella © Alberto Sarabia
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