Alana Nichols, surf adaptado
Entrevista realizada por Play and Train
Seis medallas paralímpicas en silla de ruedas de baloncesto y esquí alpino, varias competiciones de surf adaptado, son las hazañas conseguidas tras una impresionante recuperación después de un accidente traumático que la dejó paralizada de cintura para abajo cuando era apenas una adolescente. Charlamos con Alana Nichols…
Si una palabra define a Alana Nichols, sin duda, sería la resistencia. Su fuerza la ayudó a abandonar el «lugar tan oscuro» en el que cayó después de romperse la espalda a la edad de 16 años, y la llevó a la cima de no uno, sino tres deportes adaptados. Con la misma perseverancia y el mismo esfuerzo que la convirtieron en una atleta por excelencia, Nichols ahora persigue un nuevo objetivo: hacer del surf adaptado un deporte paralímpico. Esta es una de las razones por las que fue invitada a hablar en el primer Seminario Europeo de Surf Adaptado organizado por la Asociación Play and Train que tuvo lugar el pasado mes de octubre en Corralejo.
Deporte como una forma de curar heridas
Alana Nichols es atleta desde la edad de 5 años, jugó voleibol, fútbol, baloncesto y practicó snowboard. Fue precisamente en una tabla de snow donde ocurrió el accidente que la dejaría paralizada de cintura para abajo tras reventarse la espalda practicando uno de sus deportes favoritos. «Me quedé paralizada en ese momento, y durante unos dos años estuve en un lugar muy oscuro, con un ánimo muy bajo. Hasta que encontré el deporte de nuevo» nos confiesa Alana.
El deporte ha sido la brújula de su vida y, como ella admite, un factor importante en su recuperación psicológica después de la lesión. «Sentí que no sabía quién era, porque me identificaba con ser atleta, tenía objetivos, quería practicar todos los días … y después, sin eso, me sentía perdida. No estaba bien, me faltaban las sensaciones que me transmite el deporte. Toqué fondo, alcohol, drogas… llegando a tener el ánimo por los suelos. Fue en ese punto tan bajo cuando encontré el baloncesto en silla de ruedas. Siento que fue un momento Divino para mí; como si Dios hubiera intervenido en mi vida. Volvía a sentir las sensaciones de cuando era atleta … ‘¡Guau!, lo intenté e inmediatamente sentí que tenía objetivos otra vez. Me cambió». Pocos años después, Alana estaba de nuevo en el podio, esta vez con el equipo nacional de los Estados Unidos celebrando su medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008.
Para Alana Nichols, una de las «mejores partes» de los deportes adaptados es que «puedes estar en una comunidad de personas que son como tú y no te sientes tan aislado». Llegas a un lugar donde no sientes pena por ti mismo. De repente, ves las cosas de manera diferente; obtienes una nueva perspectiva», nos confiesa. Recuperar el deporte terminó teniendo efectos positivos en otras áreas de su vida. «Después me volví mejor en la escuela, sacaba mejores notas, era más sociable…». Nichols se graduó en educación y más tarde completó un máster en kinesiología. En cuanto a los deportes, no solo practicó baloncesto en silla de ruedas, sino que también cambió el snowboard por esquís adaptados. En 2010, se convirtió en la primera mujer estadounidense con medallas de oro en los Juegos Olímpicos de verano y de invierno.
«Si puedes salir al océano, puedes hacer cualquier cosa»
Después de eso, llegaron los juegos de Sochi 2014, a los que Nichols llegó recuperándose de una lesión en el hombro, y donde tuvo otro accidente dramático mientras competía en el súper evento de esquí adaptado. Poco después, durante unas vacaciones en Hawái, la atleta descubrió el surf adaptado y, según explica, un solo pensamiento cruzó por su mente: «Tengo que hacer esto. Me empujaron a la ola, la cogí con mi paddle y cambió mi vida», recuerda Nichols. Así se mudó de Colorado a California, se subió a una tabla y comenzó a surfear. Este pasado diciembre ganó el primer Campeonato Mundial Femenino de Surfing Adaptado en La Jolla (California).
Nichols habla sobre el surf adaptado tan apasionadamente como defiende que se convierta en un deporte paralímpico. «Una vez que estás en el agua es muy divertido. Me encanta el baloncesto en silla de ruedas, me encanta el kayak, pero el surf … cada ola es diferente y tienes que estar siempre presente y concentrada. ¡Esa ola va a atraparme, mejor no la remo, o esa es mi ola, voy a por ella! Cada momento es único. .
Alana también tuvo la oportunidad de surfear en Fuerteventura —como parte del seminario de Surf Adaptado en el que participó—, la isla le pareció hermosa entre volcanes, olas y vientos; y presume del gran equipo que la acompaño en este seminario, con el que compartió volcanes y olas.
La atleta de 34 años, quien también es una ávida defensora de las personas con discapacidad, terminó su conversación con nosotros con palabras de aliento para aquellos que podrían estar luchando como lo hizo ella después del accidente. «La vida es impredecible, pero no se trata de lo que sucede, sino de lo que haces con ella. Y no importa cuál sea su lesión, lo mejor es aprovechar al máximo la vida. El surf cambiará tu vida y cambiará tu perspectiva sobre lo que puedes y no puedes hacer. Si puedes salir al océano, puedes hacer cualquier cosa».
Gracias Play and Train por acercarnos está increible historia de superación. Deseamos que Alana siga cosechando éxitos y que pronto el surf adaptado sea un gran deporte Paralímpico, con su perseverancia no tenemos dudas de que lo conseguirá.
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